Intervención terapéutica

Cuantos más pequeños somos, menos responsabilidad podemos asumir por la breve biografía que nos acompaña. Crecer es ir asumiendo esta «posibilidad de responder» ante lo que la vida nos presenta, e ir elaborando nuestra propia historia en una dirección que nos haga protagonistas de nuestro presente.

Cuando en un sistema surge una crisis, sus miembros se ven en la necesidad de afrontar una situación nueva que en ocasiones puede resistirse o puede resultar desbordante. En esas ocasiones un apoyo externo puede favorecer que el sistema genere alternativas que permitan desbloquear la situación o movilizar a sus miembros para resolverla.
El equipo terapéutico de ARPA se ofrece como este apoyo externo a través de este programa, para aquellas familias que perciben la necesidad de una intervención para superar una crisis.

Cabe distinguir las siguientes modalidades de intervención:

Trabajo con las familias. Nos adaptamos a la problemática y las particularidades del caso; cada proceso se diseña y se construye en función del propio proceso de la familia.
La implicación de todo el sistema es crucial para el éxito de la terapia; trabajamos con tutores, familias, educadores…, todos ellos participantes activos en el proceso.
Puesto que damos una especial relevancia tanto al trabajo técnico profesional como al potencial de la comunicación, del diálogo y del encuentro humano.

Trabajo individual con niños. La intervención se basa en la escucha del niño y, sobre esa base, en la elaboración de un programa de intervención. Las actuaciones se adaptan a las necesidades personales, sentimentales y relacionales de los protagonistas. Este espacio terapéutico individual está adaptado a su nivel evolutivo y coordinado con su familia.
Se trabajan todos los aspectos posibles y detectados, para prepararle para su futuro inmediato y su autonomía. Los síntomas no deben desviarnos del objetivo final, que no es solo su comportamiento, sino también su habilidad para hacer frente a los retos de su vida.

Metodología

Una primera entrevista nos conducirá a diseñar un proceso conjunto.
Tiene carácter voluntario. Cuando damos el consentimiento para comenzar un proceso terapéutico los padres o tutores se hacen responsables de ese proceso y, por tanto, es condición indispensable que quieran hacerlo. Se deja constancia de esta responsabilidad por escrito con la firma de un contrato terapéutico.
La terapia se realiza de forma natural y continua; los tiempos los marca el propio familiar.
En algunos casos podrá solicitarse la implicación de otras personas importantes para alcanzar la solución, como familia extensa u otras personas significativas.